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S. Vicente Mártir, 2 bajo. 24004 León

MOTIVARSE

Dicen que la motivación puede ser de tipo material, social e intrínseca. La automotivación no necesita estímulos externos, se disfruta haciendo algo, porque nos gusta. Está claro que hacer las cosas sólo para recibir premios o recompensas se aleja de la madurez, de la autonomía o de forjarse una de las competencias de la inteligencia emocional, luego las decepciones o frustraciones serán mayores si éstas no aparecen.

Muchos autores han hablado de cómo conseguir o trabajar la motivación, de buscar actividades y temas interesantes para la persona y su desarrollo personal. Deberían estar relacionados con los deseos básicos del ser humano, enlazadas de alguna manera con alguna de las inteligencias múltiples descritas por Gardner y conseguir que se origine un flujo de actividad, un fin en sí mismo, al margen de otros estímulos.

Esos deseos básicos tienen que ver con el deseo de bienestar personal, de estar a gusto con lo que hacemos, aminorando sensaciones de dolor o ansiedad. Tiene que ver con el deseo de relacionarnos, de formar parte de un grupo y ser aceptados. Y tiene que ver con el deseo de superarnos, de iniciar un camino desde nuestro interior hasta alcanzar cotas buenas de autonomía, de responsabilidad, de autoestima, etc….

La curiosidad, también es un motor importante para estar motivados. Sin curiosidad, aparece la apatía y el todo me da igual. Con curiosidad estamos en alerta, atentos a lo que nos rodea, a explorar, a seguir aprendiendo y reeducándonos. La falta de ganas nos puede llevar a estados emocionales desagradables y de ahí la necesidad de buscar esas actividades placenteras vinculadas al desarrollo de alguna de las inteligencias o áreas personales, que satisfagan alguno de los deseos básicos y que eso haga que se inicie el viaje de la motivación.

Parece fácil, aunque en ocasiones, la negatividad, la impotencia, el no me da la gana, el aburrimiento, la recompensa material o la falta de metas nos hacen permanecer inmóviles, apáticos, dejándonos llevar hacia donde, en realidad, no queremos. Toca moverse, toca estar a gusto, sentirse parte de algo, independientemente del tamaño, y superarse, aunque sea por un milímetro de diferencia respecto a la medida anterior.